CUIDADO, SPOILERS A DESTAJO
El verano es una estación propicia para el revisionado de series. Unos meses en los que mi yo seriéfilo se pone al día (The 100), rescata clásicos (The Larry Sanders Show, John Adams) o revisita propuestas que, dependiendo de cómo las haya tratato el tiempo, mejoran o se vuelven insoportables. Scrubs es de las que mejoran. En su momento no le presté la atención suficiente a esta comedia médica de la NBC pero durante las últimas semanas he corregido ese error.
Scrubs es una comedia que se emitió en la NBC durante siete temporadas y que tuvo dos temporadas más en la ABC, sumando un total de 182 capítulos. La historia está narrada desde la perspectiva de John Dorian, J.D. (Zach Braff), un joven residente de medicina que empieza a trabajar en el hospital Sacred Heart. Aunque la serie se vertebra entorno a J.D. y a su viaje profesional y vital, el resto del reparto tiene un enorme peso en el desarrollo de tramas y, en muchas ocasiones, sus historias son más importantes que las del protagonista.
Estamos ante una propuesta que mezcla, de manera brillante, comedia y drama, esta fórmula la aleja del resto de series médicas (House , ER o Anatomía de Grey) con las que coincidió durante su época de emisión (2001-2010). Si vemos más allá de los gags, fantasías y recursos cómicos, comprobamos que la creación de Bill Lawrence transmite la dinámica de un hospital con precisión notable. Puede que no lo parezca a primera vista pero el tono general de la serie se mueve entre el realismo y la tragedia, como la vida misma.
Mi revisionado me permitió descubrir muchos aspectos de la serie que no supe apreciar en su momento como su esmerada selección musical, su cantidad de estrellas invitadas, la acertada evolución de J.D., los complejos dilemas morales que afrontan los personajes, el delicado tratamiento de la depresión post-parto o de la diversidad sexual (ese Todd)… Ha sido un agradable reencuentro. A Scrubs nunca se le ha dado todo el crédito que se merece. En su mejor momento era tan divertida como las comedias que se llevaban los premios y la audiencia, y tan conmovedora como cualquier drama, médico o no. La serie de Lawrence tuvo la mala suerte de estrenarse cuando la NBC empezaba a estar de capa caída, la network de las grandes comedias perdía su fuerza y eso, por extensión, afectó a Scrubs.
En conjunto, fue una serie sólida y consistente, en constante evolución -como sus personajes- y que supo, como pocas, aprovechar un buen reparto coral y pivotar, sin sentimentalismos ni excesos, entre la comedia y el drama.
Aquí os dejo un compendio de los mejores capítulos de Scrubs.
My Half-Acre (5×09)
La relación de J.D. con Julie (Mandy Moore) fue uno de los muchos aciertos de la serie. Julie era una versión torpe y femenina de J.D., ambos tenían muchos puntos e intereses comunes, y formaban una pareja con gran potencial cómico. Este capítulo proporciona a Donald Faison, que interpreta a Turk, la oportunidad de mostrar sus habilidades como bailarín gracias a la trama de la air band que monta el conserje. Las escenas con la música de Bel Biv Devoe y Boston son buenísimas y respaldan lo que todos los fans de la serie saben, que Scrubs es una serie divertida y más cuando se permite explorar la rareza y excentricidades de sus personajes.
Tomó tiempo que J.D. y Elliot volviesen a estar juntos y cuando lo hacen ambos cargan con un bagaje personal y emocional mucho más complejo y amplio que cuando lo intentaron por primera vez. Cerca del final de la serie, llega el momento de la reconciliación y la aceptación.
La conversación que mantienen en la cafetaría sobre su pasado, su presente y la posibilidad de un futuro juntos es madura y sincera. Los dos han llegado a un punto en el que se entienden a sí mismos y están preparados, por fin, para tener una relación. Cuando lo intentaron por primera vez, J.D y Elliot eran impulsivos, inmaduros y estaban llenos de miedos y dudas. Con el tiempo su relación, una montaña rusa de encuentros y desencuentros impulsada por un profundo afecto, se volvió más orgánica, íntima y cercana. Una relación con fuertes cimientos que durará para siempre.
Scrubs trata del proceso de crecimiento, personal y emocional, de esos personajes y esa escena, en la que ambos ponen las cartas sobre la mesa y son totalmente abiertos y honestos, es un claro ejemplo del cambio operado tanto en J.D. como en Elliot.
My finale (8×18/19)
Endings are never easy. I always build them up so much in my head, they can’t possibly live up to my expectations, and I just end up disappointed. I’m not even sure why it matters to me so much ow things end here. I guess it’s because that we all want to believe that what we do is very important: that people hang on to our every word, that people care what we think. The truth is, you should consider yourself lucky if you even occasionally get to make someone, anyone, feel a little better. After that, it’s all about the people you let into your life. -J.D.
Cierto que existe una novena temporada, pero considero que este es el final que la serie y los seguidores merecíamos. J.D. deja el Sacred Heart para poder estar más cerca de su hijo y esta decisión supone un cambio enorme en su vida y en sus relaciones personales ya que todos los demás (Cox, Turk, Elliot y Carla) se quedan atrás. El doble episodio es un compendio equilibrado de recuerdos y anhelos, de alegrías y tristezas. La despedida, escrita y dirigida por Bill Lawrence, hace patente el cambio de los personajes a lo largo del tiempo. De eso se trata, de evolucionar, de crecer, de mejorar como personas y profesionales y Scrubs hizo que ese viaje, a través de los ojos de J.D., fuese emocionante, divertido y original.
Hay momentos preciosos como la despedida entre J.D y Carla, la conversación con el conserje, la confesión de Cox y el camino hacia la puerta de salida de J.D. acompañado de todas esas estrellas invitadas y personajes secundarios que enriquecieron Scrubs a lo largo de los años. A continuación, llega el montaje final, J.D. ve un posible futuro hecho de películas caseras, suena The Book of Love de Peter Gabriel. Es imposible no llorar con esta escena que aúna tristeza y felicidad. Tristeza por dejar atrás el Sacred Heart y ver marchar a J.D., y felicidad por ese maravilloso futuro que le espera.
My Lunch (5×20) – My Fallen Idol (5×21)
Esta historia en dos partes es, quizás, la mejor de toda la serie. En el primer capítulo, J.D. se culpa por la muerta de una paciente que no le caía muy bien. El doctor Cox le ayuda a superar el bache y le hace ver que la muerte de esa mujer significa la vida para otros tres pacientes a los que les van a transplantar sus órganos. Sin embargo, la muerta tenía una enfermedad no diagnosticada y los tres pacientes de Cox acaban muriendo, algo que le afecta profundamente.
La escena final, con The Fray de fondo, es intensa y magnífica. Cox trata de reanimar al último paciente que queda con vida. No tiene éxito. Ignorando el mismo consejo que al principio del capítulo le d J.D, Cox sufre por los tres pacientes muertos y se culpa.
El segundo capítulo se centra en un Cox devastado por la culpa y alejado del hospital. Todos los personajes intentan levantar su ánimo y alejarle de la autocompasión, todos menos J.D. que se siente traicionado por los actos de Cox. Al final, recapacita y va a visitarle para decirle cuanto le admira como médico. La escena, con John C. McGinley destrozado, bebiendo whisky mientras J.D. se sincera, brindando su amistad y apoyo a su mentor, es potente y está bien construida.
Desde el primer episodio, la serie exporó la compleja relación mentor-aprendiz entre Cox y J.D. El primero podía parecer muy duro e inflexible con el novato pero cuando dejaba su armadura de superioridad y mal genio en la taquilla, se mostraba como un mentor preocupado y capaz que se esforzaba en endurecer a J.D. para la realidad de la medicina. La relación entre ellos nunca fue perfecta pero, en capítulos como My Fallen Idol, entendemos perfectamente la problemática a la que se enfrenta J.D. y lo mucho que alguien como Cox necesita hundirse para volver, con el tiempo, a navegar.
Menciones especiales para My Porcelain God, My Last Words, My First Day, My Long Goodbye, My princess y My ABC’s.